domingo, 23 de septiembre de 2007

LEMBRANDO A PABLO NERUDA


Tal día como hoxe fai 34 anos deixábanos en Santiago de Chile Pablo Neruda. Pero ninguén morre de todo e menos Neruda, un dos mais grandes poetas do século XX.
Lírico, comprometido, intimista, a súa poesía sigue medrando co paso do tempo e das xeracións, e ben está que agora eu o recorde nesta cova. Do libro “Los versos del capitán”, dedicado a súa compañeira Matilde Urrutia, elixo o azar un poema, un de tantos que escribiu o gran Pablo.


SI TU ME OLVIDAS

Quiero que sepas
una cosa.
Tu sabes como es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora,
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero
si cada dia,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

20 comentarios:

Alexan dijo...

Sentida e merecida lembranza de Pablo Neruda, unha persoa comprometida é un dos mais grandes poetas de todo los tempos. A súa morte en momentos dramáticos para Chile axudou a convertilo en imprescindible.
Unha APERTA

busto.agolada dijo...

Moitas grazas por taernos memoria da efeméride. Ningunha homenaxe mellor ca de recrearnos na forza expresiva dos seus versos. É un poeta que leo e admiro desde hai moitos anos.
Apertas.

Unknown dijo...

Neruda morreu pero a sua obra está mais viva que nunca.
Lembranos que o amor é unha das forzas que moven o mundo.

Anónimo dijo...

Neruda, esa fonte inagotable de paixón e vida, arrebollándoo todo o seu paso. provocando unha apocalipse de gloria. Se hai algo que a min sempre me gustou de neruda é a súa sensualidade.

Laurindinha dijo...

"Confieso que he vivido"; un dos meus libros de cabeceira... que, moi acertadamente, lin durante a adolescencia... e bastoume para comprender a importancia de vivir segundo un mellor desexe...

Anónimo dijo...

Imposible esquecelo. E se poema fermoso, e certo...

moucho branco dijo...

Imprescindible, hoxe mais ca nunca, como tódo-los que foron mesmo mais aló da palabra.

vermella dijo...

Estupendo Neruda,sempre seguirá vivo nas memorias das persoas que lembramos os seus versos.
Saúdos.

Anónimo dijo...

Mestría e beleza a partes iguais.
Un referente.
Fermoso poema.

Nébeda Piñeiro Barros dijo...

grande Neruda. E boa memoria a túa. A min tamén me gustaría lembrarme de mil datas, pero por máis que o intento non chego a conseguilo.


Bico.

Pau dijo...

As mellores poesias de amor, sen duda as suas

Mrs.Doyle dijo...

Non son moi nerudiana eu, pois penso que está sobrevalorado... anque non lle quito todo o mérito.

Fada Branca dijo...

fermoso

Raposo dijo...

Os vosos comentarios amosan ben as claras a importante vixencia actual que ten o gran poeta chileno. Grazas a todos e a todas por compartir esta lembranza nerudiana.
Apertas.

torredebabel dijo...

Neruda, sempre Neruda, eterno Neruda.

sr. calavera dijo...

o gran maestro!!!

Anónimo dijo...

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.

Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!.
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!.

Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!.
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.

Machistas como este, o descanso do guerreiro, muller obxecto etc, o que queiras.

Suso Lista dijo...

Longa vida a Neruda

Ra dijo...

Un homenaje precioso, a la altura vanguardista y humana de Pablito.
Bicos, Raposo.

Mer dijo...

A mín góstame moito o POEMA 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda, 1924